Distanciamiento Social

Parece que no hay de otra, nos tenemos que quedar en casa.

Al principio pensé que tenia que quedarme en casa porque no quería contagiarme con el virus. Me daba flojera tener que lidiar con un resfriado - no era como que pensaba que iba a morir de coronavirus.

Después, empecé a entender que no era por mí que debía quedarme en casa. Primero descubrí que es posible que haya sentido algún síntoma, pero lo haya pasado por alto por haber sido super leve (suena como algo que yo podría hacer). Entendí lo de los casos asintomáticos, lo que me hizo pensar que igual ya lo tenía y que ni en cuenta. También descubrí que el virus se puede transmitir antes de que se muestren síntomas, por lo que podría hoy ir por la vida contagiando a la gente antes de darme cuenta de que estaba enferma. De igual manera, pude ya haber contagiado a personas con las que interactúe en yoga, en alguna cena, en el super, en el trabajo, en la cafetería y en el bar. 

Lee sobre el Covid-19 en este articulo del New York Times

De cierta forma, todo esto me preocupo y empecé a hablar con mis amigos cercanos. Empezamos a llegar al consenso como grupo de no salir de casa, pero el cambio no fue inmediato. Es super normal que dudáramos en sumarnos a las medidas. Las personas tendemos a subestimar las probabilidades de que algo malo nos pase, a pesar de que sobreestimamos las probabilidades de que algo bueno nos pase y eso le sumamos que nunca hemos vivido tiempos como este y nos cuesta imaginarnos las consecuencias.

Entonces, dado que por naturaleza nos va a costar decidir sobre nuestras acciones en el contexto del coronavirus, ¿cómo desarrollamos esa sensación de empatía que nos haga actuar racionalmente?

Para ayudar a remediar nuestra miopía, falta de percepción de riesgo e imaginación tenemos que hacer ejercicios mentales como el siguiente:

Premisa: Con falta de pruebas, no sabemos si tenemos coronavirus o no. Pero imagínate que tengas el virus y no sepas.

1.      Piensa a una persona dentro de la población vulnerable a la que pudieras contagiar.

2.      Piensa en la situación en donde le pudiste pasar el virus. (El virus se queda en objetos quizás días y en el aire como unas 3 horas).  

3.      Piensa en los recursos que tiene esa persona y el sistema de salud para tratarlo.  

Puede que la persona sea tu papá, mamá, abuela o tíos. Piensa en los recursos que tienen ellos para sobrellevar enfermedades de alto riesgo o las dificultades por las que pasarían. A esto súmale que es posible que para entonces los hospitales estén llenos. Las consecuencias han sido terribles en otros países. En México, la realidad es que muchas personas de la tercera edad no tienen recursos para sobrevivir las consecuencias del virus y nuestras instituciones no tienen la capacidad para ayudarlas.

Nos toca actuar ya y empujar a otros para que actuemos como comunidad. Habla con tus amigos, ayudarles a crear empatía para que se unan al distanciamiento social – esto lo tenemos que hacer todos.

Saludos y espero que México se ponga las pilas!

Tip: los recursos online están siendo super útiles para sentirnos conectados en nuestro distanciamiento social. En Estados Unidos estamos haciendo yoga online, comunicándonos con nuestros amigos por teléfono y así evitando poner en riesgo a la población vulnerable.


Comments

MJ said…
GRACIAS por compartir. En efecto, tenemos que tomar medidas si quizá nosotros los jóvenes no corramos tanto riesgo pero tenemos que ser solidarios y pensar en nuestros seres queridos. Yo tengo a Mateo, él padece problemas respiratorios y por él prefiero quedarme en casa y cuidarme y por ende lo cuido a él también.

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